Tere despide a la generación 1981
Sacude mi corazón la inquietud y viene constantemente la pregunta... ¿lo estoy haciendo bien? ¿Verdaderamente lo que enseño es una continuidad del deseo inicial de fomar seres que sepan la responsabilidad que implica ser un verdadero ser humano?
“Porque no es maestro el que se inquieta por el aprendizaje de conocimientos en alumnos, sino el que se preocupa por su formación". Esto, cuántas veces lo he leído y cuántas otras lo he escuchado. No fue difícil al inicio de mi carrera comprender esto, ya que junto a mí tenía un maestro estupendo, que aunque muy enérgico, siempre tuvo gran paciencia para orientar mi entusiasmo por aprender la finalidad de mi carrera: querer, querer y querer mucho a los niños, porque el que ama entiende la mejor forma de inducir continuamente el gusto por el conocimiento y hace reflexionar de una manera más eficaz, cuál es el objetivo de la vida: ser un humano cada vez mejor, feliz, adaptado a todas las circunstancias y capaz de saber que existen problemas, pero también existen soluciones.
Pasa el tiempo, el humano sigue siendo humano. Flaquea, se desespera y un buen día lastima. Yo no soy la excepción. Lo bien aprendido surge, tranquiliza, hace reflexionar y enfrentar. Yo no soy la excepción. Junto a mí, está la compañera, la amiga, la que comprende. A 30 años de experiencias vividas, vuelvo a preguntar: ¿lo estoy haciendo bien? Creo que sí.
Porque hemos constatado que seguimos formando niños que serán hombres y mujeres para
UNA VIDA MEJOR.