En la Bartolomé optamos por un trabajo híbrido, y decidimos combinar el trabajo grupal síncrono con el trabajo autónomo asíncrono en la búsqueda de que, entre los dos, las y los chicos dediquen al trabajo escolar un tiempo similar al que dedicaban a la escuela presencial. Nos repartimos los horarios de trabajo entre los grupos tratando de que aquellas familias con más de un hijo y pocos recursos tecnológicos pudieran estar presentes en sus clases y hacer sus trabajos de la mejor forma. Consideramos que el trabajo asíncrono, donde cada niña y niño se vuelve responsable de su propio compromiso, se convierte en un ejercicio de desarrollo de la autonomía.

En la Bartolomé también hemos optado por acercar a los padres porque pensamos que ellos también perdieron su espacio dentro de la escuela, uno que no era de ellos pero en el que eran bienvenidos y del que se sentían parte. Pensamos que regresarles un poquito de ese espacio hará que siga construyéndose nuestra comunidad educativa. Por eso es que elegimos tener las juntas de padres uno a uno, cada maestra con las treinta y tantas familias y preguntarles cómo están, cómo se sienten, si tienen alguna duda… esto nos acerca.

También, apoyados por el Patronato, montamos una ofrenda, como todos los años, solo que ésta fue virtual, e invitamos a las familias a visitarla, también como todos los años.

Seguimos elaborando con las y los niños los libritos de vida, cada grupo el suyo, y enviándolos a las familias. Ahora aprovechan las herramientas digitales para capturar sus historias e ilustrarlas.

Por último, mes con mes, realizamos un pequeño documento en el que cada maestra plasma todo lo que ha hecho con su grupo; las evidencias o muestra de trabajo, es recopilada y editada y la mandamos a todas las familias en un afán de compartir el trabajo de las y los chicos, el que antes podían ver en nuestro periódico mural, en nuestras asambleas y al pasar por afuera de los salones.

Buscamos que en esta situación tan extraña, las niñas, los niños, sus madres y sus padres sigan encontrando en nuestra escuela un espacio para sonreír y ser felices, para aprender y compartir, aunque por ahora solo sea en forma virtual.